Comunicado INAH
A partir de análisis arqueométricos, estudios históricos
y el uso de las nuevas tecnologías digitales para la documentación de
artefactos, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) investigan armamentos, contenedores cerámicos y pertrechos navales,
entre otros materiales del pecio Cañón de cañones, para definir si se trata de
los vestigios del accidente naval de la HMS Meleager, fragata de guerra
británica naufragada en la Sonda de Campeche, en junio de 1801, durante la
guerra anglo-española.
Situado en la zona del Triángulo —complejo de cayos,
arrecifes y bajos arenosos en el borde de la plataforma de la Sonda de
Campeche, a 200 kilómetros al oeste de la península de Yucatán—, el navío fue
descubierto en 1997 por investigadores de la Subdirección de Arqueología
Subacuática (SAS) del INAH.
Durante la conferencia dictada por el arqueólogo Josué T.
Guzmán Torres, en el Cuarto Coloquio de Arqueología Histórica, con sede en el
Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, se explicó que el sitio
Cañón de cañones, donde se hallan los restos del pecio y que da nombre al
mismo, se denomina así por la notable cantidad de piezas de artillería que se
han encontrado.
En la ponencia, El pecio Cañón de cañones.
Consideraciones sobre un accidente naval británico de fines del siglo XVIII en
el Golfo de México, expuso que en la zona más profunda del área en cuestión se
localizaron seis piezas de artillería naval británica, barras de hierro,
cerámica y trozos de vidrio, que conforman, junto con otros objetos, una unidad
de cultura material.
“De acuerdo con las características de los materiales y
el contexto del naufragio, así como la consulta de documentos históricos, se
encontró que la HSM Meleager (fragata británica construida en 1785, armada con
32 cañones, que en junio de 1801, mientras recorría la Sonda de Campeche se
perdió en el Triángulo y encalló cerca del cayo occidental) podría ser el pecio
de Cañón de cañones”.
El investigador de la SAS del INAH relató que en el Golfo
de México, la ruta principal de toda la navegación del Atlántico hacia Veracruz
pasaba por la Sonda de Campeche, justo al norte del Triángulo que era marcador
vital en el itinerario de cabotaje hacia el puerto, ante la falta de una
medición exacta en la navegación de esa época.
El arqueólogo mencionó que en 1998, un cañón largo del
pecio fue desconcrecionado y aunque no se pudieron hallar las marcas del
fundidor o símbolos del monarca reinante que ordenó su elaboración, gracias a
su diseño morfológico se determinó que pertenecía al patrón de fundición
británico Armstrong-Frederick, establecido como estándar para el Ejército y la
Marina de Gran Bretaña, en 1760.
Otras piezas de artillería analizadas fueron un par de
carronadas (cañones cortos empotrados en bases movibles), artefactos
desarrollados por la compañía escocesa Carron Ironworks, en 1778, utilizados
por la Marina Real o Royal Navy como arma reglamentaria en sus unidades
marítimas a partir de 1794.
Dispersas en un arrecife, también fueron halladas piezas
de guarnición de mosquete, hechas de latón y de aleación de cobre. Se trata de
una cantonera, (guarnición de base de culata) y un guardamonte (guardagatillo),
elementos que fueron digitalizados y convertidos en modelos 3D para su
investigación a detalle.
“En una de las caras inferiores de la cantonera se
localizó el grabado de una flecha con tres trazos o “flecha ancha” británica
(broad arrow mark), marca de origen que fue usada desde el siglo XVII en todos
los bienes militares propiedad de la Corona inglesa”, reveló.
Josué T. Guzmán Torres dijo que al menos uno de los
mosquetes que estaban embarcados en el navío naufragado correspondía a un Brown
Bess, arma estándar de la milicia inglesa, usada entre 1722 y 1838.
Otro elemento localizado fue una concreción calcárea
sobre una munición de artillería rasa o redonda, la cual no sobrevivió al paso
del tiempo y lo único que queda de ella es un registro gráfico, en el que se
observa nuevamente el símbolo de propiedad de la Corona inglesa.
Abundó que entre los cañones largos del pecio se
reconocían dos calibres: de 6 y 12 libras; la concreción calcárea encontrada
corresponde a una bala de 9. “Es una prueba indirecta de que el posible navío
zozobrado también tenía cañones de 9 libras, por lo tanto, los tres: 6, 9 y 12,
apuntan a que se trataba de una nave militar ligera, con toda seguridad una
fragata o una corbeta”.
Asimismo, se localizó un pequeño cincho para ceñir
barriles, de poco más de 30 centímetros de diámetro, hecho en una aleación de
cobre, material que no producía chispas con la fricción, lo que supone
perteneció a un tonel de pólvora.
Entre otros pertrechos navales hallados están unas barras
de hierro con forma de prisma rectangular, que se colocaban en el fondo del
navío como lastre para estabilizar la flotabilidad del buque; los lingotes
localizados son similares a los usados en todos los barcos de la Royal Navy, a
partir de 1778-1779.
Los materiales que forman parte del pecio indican un
origen británico, de finales del siglo XVIII y principios del XIX, relativos a
momentos de las guerras anglo-españolas de 1796-1802 y 1804-1808. Su patrón de
deposición y distribución a bordo dan una idea de la formación del yacimiento
Cañón de cañones, con lo que se asume la tesis del naufragio, que implicó la
pérdida total del barco.
“Que se encontrara una nave británica ahí, en el Golfo de
México, era un acto de guerra que contribuía a bloquear la ruta que utilizaban
los españoles para llegar a Veracruz, y asfixiar el comercio y la comunicación
entre la metrópoli y la Nueva España. Datos históricos revelan una notoria
crisis en la navegación española hacia el puerto en esos años”, mencionó.
Desafortunadamente —aseveró Guzmán Torres—, para la
investigación del proceso de naufragio no se logró tener acceso a los
documentos de la Corte Marcial formada a la tripulación de la Meleager,
conservados en The National Archives, en Kew, suburbio de Londres, que deben
contener detalladamente la relación del naufragio y las acciones empleadas
durante el accidente naval.
No obstante, fueron consultadas obras especializadas que
contienen reseñas o referencias de los registros del proceso jurídico, entre
las que destacan British Warships in the Age of Sail 1714–1792: Design,
Construction, Careers and Fates de Rif Winfield (2007) y, especialmente,
British Warship Losses in the Age of Sail, 1650-1859, de David Hepper (1994),
gracias a las cuales ha sido posible hacer una reconstrucción hipotética del
encallamiento de la Meleager y su hundimiento, y contrastar la distribución
esperable de artefactos con la disposición de materiales observada en Cañón de
cañones.
Actualmente, en el Laboratorio del Instituto de Física de
la UNAM, se analizan elementos metálicos del pecio para determinar su
composición y firma química, datos útiles para precisar el origen geográfico de
los artefactos.
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